Las dos caras de la soledad
Necesitamos una tribu para ser independientes. Aprender a disfrutar y elegir la soledad es importante, sin caer en la oda a la hiperindependencia.
A ver… no podemos estar todas solas. No podemos ser todas las únicas que se sienten así ni que todas veamos que las demás personas a nuestro alrededor “siempre tiene a alguien” menos nosotras. The math ain’t mathing1.
Yo entiendo que la vida a veces se siente como un cuadro de Edward Hopper, pero algo tienen los cuadros del pintor realista americano y es que te pueden generar uno de dos grupos de sentimientos. El principal y más común es una especie nostalgia, tristeza, vacío y desasosiego. Por otro lado, y aunque en menor medida, también podemos sentir paz, tranquilidad y sensaciones de introspección y reflexión. Sin embargo, e independientemente de los anteriormente mencionados, a casi a todas nos va transmitir el sentimiento de soledad2.
La soledad no es un sentimiento que en sí mismo sea agradable o desagradable, ni para todas las personas ni en todos los contextos.
Sentir la soledad como opción
Como toda conducta, nuestra relación con la soledad depende principalmente de las asociaciones que hemos tenido con ella en nuestra historia de vida. Haber asociado la soledad a sentimientos desagradables, como la tristeza o ansiedad (por ejemplo, por haber vivido situaciones de abandono o desplazamiento forzado) puede hacer que “confundamos soledades”. Este aprendizaje puede resultar en que asociemos estar en solitario (algo esencialmente neutro) a la soledad no deseada, es decir, a la sensación de que no tenemos una comunidad en la que apoyarnos cuando lo necesitamos (esencialmente desagradable para todas).
Esto puede llevar a evitar y escapar constantemente de la posibilidad de estar solas, quitándonos la oportunidad de asociar la soledad a sensaciones agradables. Somos empiristas, así que de nada nos sirve entender racionalmente que la soledad no tiene que ser necesariamente desagradable siempre si no lo experimentamos en nuestras propias carnes.
Tener un hobby que no compartes con nadie, salir sola a comer, no tener un plan social sábado noche… no significa que estés tirada en el mundo aunque se sienta así, y para deje de hacerlo hay que exponerse a la soledad eligiéndola de vez en cuando, a pesar del miedo, y realizando cosas que te gustan. De hecho, hay una Instagram story de María Martín que lo explica3.
A lo que me lleva a comentar también otro punto importante…
La oda a la hiperindependencia
No, no eres 100% independiente, ni puedes serlo, ni es deseable que lo seas. Fingir o pretender ser desapegada emocionalmente de absolutamente todas las personas a nuestro alrededor a menudo viene mas del miedo a la incertidumbre de que nos hagan daño que a un verdadero desarrollo de personaje. Eso no te hace débil, ni menos girl boss o menos “hombre”, no te hace dependiente, ni “apego ansioso”: te hace humana.
Es deseable y admirable tener cierto grado de independencia pero, aunque parezca paradójico, la independencia en gran parte se construye a partir de la capacidad de percibir y desarrollar vínculos cercanos y satisfactorios; porque vincularnos como lo hacemos (de manera estrecha, extensa y comunitaria) es lo que nos ha permitido evolucionar como especie.
La comunidad
Nunca es tarde para formar y nutrir una tribu. Nuestra comunidad no la hace el tipo, frecuencia o longevidad del vínculo, sino la calidad de lo que recibimos de cada miembro que solo se mantiene a partir de la reciprocidad (junto con el respeto y la admiración)4. Vale la pena trabajar en nuestra comunidad teniendo en cuenta que uno de los mayores factores de protección frente a los problemas psicológicos e indicador de bienestar subjetivo es la existencia de apoyo social.
En mi último reel de Instagram he hablado sobre crear nuevos vínculos en etapas vitales donde puede costar más (normalmente después de los 20 y pico).
Así que si, en la primera parte de esta entrada te invito a hacer cosas en soledad. En esta segunda parte te invito a que crear y nutrir las relaciones con las personas que te hacen sentirla menos.
Pueden seguirme en mi Instagram, Twitter y TikTok :)
Hasta la próxima, mi gente <3
Esto traduce a “la matemática no esta matematicando” que es como decir que no salen las cuentas.
Estos son los sentimientos más comunes que me respondieron varias seguidoras de Instagram cuando les pregunté qué les inspiraban estas pinturas.
Esto lo saco del libro de Desirée Llamas titulado Cuidarme bien, quererte mejor que recomiendo mucho.
Me gustó mucho esta entrega. Comparto mucho lo que dices, a veces creo que también le tenemos miedo a la soledad por cómo está vista por los demás, quienes así uno esté consciente de la importancia de momentos a solas lo ven como derrota o como la imposibilidad de relacionarnos con otros. Además de hacer las pases con la soledad creo que también debe ir de la mano con que nos deje de importar el que dirán.